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Cómo lo mejor es predicar con el ejemplo, en esta sección iremos publicando al menos un caso en cada nuevo número de la revista, a fin de ir poco a poco confeccionando ese catálogo del fenómeno O.V.N.I a escala mundial, que desde nuestra perspectiva es tan perentoriamente necesario.

De cada avistamiento confeccionaremos una ficha del mismo, con los campos que definen su contenido en el catálogo, así como un breve resumen del mismo.

Dada la magnitud del empeño os podeis imaginar que para nosotros solos es imposible la confección de semejante listado. Así que unicamente nos ocuparemos de la casuística española y portuguesa, atendiendo a un parámetro estrictamente geográfico: La peninsula Ibérica, aunque eso no quiere decir que nos olvidemos de las islas que forman parte de ambas naciones.

El resto de la confección del catálogo depende de vosotros para lo cual necesitamos de aficionados a la ufología que quieran comprometerse en esta laboriosa, ardua, y poco gratificante tarea. Sólo se requiere gente que no necesite sacrificar su tiempo libre por que estudiar el fenómeno O.V.N.I es lo que mas le gusta hacer en su tiempo de ocio. También aceptamos colaboradores para la Peninsula Ibérica.

Así que si te interesa realizar esta labor en tu pais, mandanos un correo con tus datos: nombre, pais en el que resides, ciudad, nivel de estudios, edad, y todo aquello que te apetezca contarnos. Y nosotros te daremos algunos consejos prácticos sobre como empezar a confeccionar el catálogo. Ten en cuenta que si queremos confeccionar semejante ufoteca a nivel mundial debemos todos los investigadores manejar las mismas variables y similares metodologías.

Resumen del caso:

Enrique Haussman Muller, delegado de NO-DO en Baleares, acompañado de tres ayudantes se dirigía de madrugada a captar un amanecer en Portocristo cuando, a la altura de Puig de sa Grava, fueron sorprendidos por una ráfaga luminosa acompañada de un zumbido como de moscardón. Detuvieron el coche y observaron a gran altura un elipsoide luminoso del tamaño de 6 ó 7 lunas con cinco brazos que giraban a gran velocidad. La visión duró unos cuarentas segundos, antes de que la luz se perdiera en el horizonte, insuficientes para montar la cámara cinematográfica pero los justos para que Haussman pudiera fotografiarla con su máquina Linhoff. Se había tomado la primera fotografía de un ovni en España. En la actualidad, fallecido Haussamn hace mucho tiempo, su hjo afirma que desconoce por completo este suceso y nadie parece saber donde ha ido a parar la histórica fotografía.

Resumen del caso:

Antonia Utrera Domínguez contaba diez años de edad y vivía con su madrastra y un hijo de ésta, todavía de pocos meses de edad. Una noche de aquel verano de 1921, la pequeña Antonia se quedó al cuidado del bebé de su madrastra, con el encargo que le diera el biberón en cuanto comenzara a llorar. Como tenía miedo de dormirse y no oir al niño, en vez de dejarle en el dormitorio de sus padres, se acostó con él en una habitación contigua.

A eso de las tres de la mañana el pequeño se movió y la niña despertó, llamandole la atención una luz que había aparecido debajo de la cama del matrimonio. La luz tenía el color y el tamaño de la llama de una vela, pero lo extraño es que no alumbraba. Al abrir los ojos la niña, la peculiar luminaria salió de debajo de la cama, se dirigió hacia ella, dio una vuelta alrededor de su cabeza y regresó al mismo lugar. En cinco o seis veces, siempre que la cría habría los ojos, se repitía el extraño juego. El tiempo total de la observacíon Antonia lo estimó en dos horas.

Lo curioso es que al día siguiente de ver la luz su abuela murió.

Resumen del caso:

La noche del jueves ocho de diciembre de 1932 entre las 23,30 h. y las 24 h. el cielo estaba encapotado y llovía bastante fuerte, aunque sin indicios de tormenta. Dª. Josefa González Vázquez y la Srta. Regina Santos Núñez observaron como caía un "melón luminoso" que antes de tocar el suelo explotó ruidosamente en " mil pedazos". Dª. Josefa lo describió cómo "un ovillo o bola de que soltaba muchas chispas. Cómo un ovillo que se iba soltando. Cayó por el sitio del Barranco de la Morena."

Simultaneamente a la detonación se podujerón los siguientes efectos como consecuencia de la misma:

1) Apagón del suministro eléctrico del pueblo durante breves segundos que se reanudó sin intervención de los operarios de la empresa suministradora.

2) Los tres únicos aparatos de radio del pueblo quedaron inservibles, aun uno de ellos que no funcionaba en esos instantes.

3) Desperfectos en fachadas, tabiques y mobiliario dentro de las viviendas. Principalmente de la calle Primo de Rivera a la altura del número 33. Rotura de dos cables radiofónicos.

Ya anciana, Elvira Niguerol Nieto, se encontraba trabajando en el campo, en particular en la finca de las "Majaillas", en Garganta de la Olla, cuando en un despeñadero cercano, vio a un ser de baja estatura con un traje muy brillante,con los brazos abiertos, y encima de una bola luminosa. Dirigiéndose hacia el conjunto, antés de que pudiera darle alcance , bola y ser simplemente desaparecieron. Trás esto, súbitamente, creyó oír una voz en su mente, que le anunciaba el nacimiento de su nieto. Al llegar a su casa, ella comprobó que lo que había oido era cierto y le impusieron el nombre de "Ángel", pensando que la noticia había sido anunciada por alguíen enviado por Dios.

Resumen del caso:

Manuel Mora Ramos, agricultor, se hallaba una tarde recorriendo su finca "Haza Ancha", cuando observó un gran objeto en el cerro de la Torre. Este objeto tenía forma de trompo, parecía, metálico y era brillantísimo. En un momento dado se abrieron unas puertas y surgieron del objeto unos seres extraños y pequeños que volaron en torno al trompo. El testigo estuvo observando un buen rato hasta que los pequeños seres se reintrujeron en el objeto, y éste se elevó desapareciendo en el cielo. El testigo hombre profundamente religioso, creyó hasta su muerte, años después, que estuvo ante una "visión celestial".

Resumen del caso:

A poco de comenzada la guerra civil española, se dirigían en automóvil desde el cuartel general de las tropas nacionales, instalado en Burgos, con dirección a Biarritz, Mr. Valentine Williams, novelista y combatiente en la Gran Guerra, actualmente fallecido, el señor Fernández de Arzabal, torero, y Mr. Neil O'Malley Keyes. Cuando se encontraban a 119 kms de San Sebastián, los dos acompañantes del Sr. Williams lanzaron simultaneamente una exclamación. Volviendo la cabeza, el novelista vio lo que de momento tomó por un proyectil trazador de avión, que corría por el aire partiendo de una montaña próxima en una rápida trayectoria que formaba un ángulo recto con la que seguía el vehículo. El objeto se desplazaba con sorprendente velocidad, a la izquierda del coche en dirección norte. Era como una estela de humo blanco, cayendo hacia la tierra. De pronto se convirtió en una llama anaranjada, sin producir el menor ruido o explosión. Mr. Williams paró el motor del vehículo pero tampoco se oyó el zumbido de ningún avión. Los alrededores estaban completamente desiertos. El reloj marcaba las 4.18 horas.

Resumen del caso:

Manuel Jiménez Junquera, de unos 7 años de edad, se hallaba descansando junto a otros cuatro o cinco niños de edad similar, cabreros, a la sombra de unos arbustos, en un pequeño cerro situado en la finca de los "Majales" en el centro de la serranía del Retin. De improviso las cabras se desperdigaron por el monte. El testigo se puso en pie y observó un objeto brillante que pasó a baja altura sobre los niños. A su paso despedía calor y un viento muy fuerte como a "chorros por debajo". El objeto, que relucía como el cristal o el acero inoxidable, tomó tierra a unos 30 metros de distancia de los testigos sobre una pequeña plataforma natural de hierbas y lajas de piedra. Aterrizó, junto a unos acebuches, en mitad de una polvareda y un silbido largo y molesto. Los niños se tiraron al suelo presas del miedo y la curiosidad.

El objeto tenía forma de dos platos de sopa, con sus fondos arriba y abajo, tendría unos 15 o 20 metros de diámetro y terminaba por su parte superior "con un cucurucho, con una anterna". Alrededor del cuerpo del ovni se veía una fila de luces intermitentes distribuidas en pares y de color rojo, verde y amarillo; debajo de las mismas se veía una cinta de luz. Entonces se abrió la puerta y apareció "un tío alto, iba metido en un traje de color verde mohoso que parecía una armadura". En su parte delantera, desde la cejas hasta la cintura, "tenía unas rayas azules y horizontales que manchaban el rostro, el pecho y parte del vientre". Portaba también un ancho cinturón y "dos tirantes o correajes que caían desde los hombros al cinto". A la espalda llevaba un morral del que salía una antena muy fina y plateada. Inmediatamente apareció un segundo ser más grueso y bajo que el anterior. Cuando andaban lo hacian sin doblar las rodillas o los brazos, caminaban como si les hubiesen "enyesado todo el cuerpo".

El silbido que producía el ovni cesó y todo quedó en silencio, "hasta las chicharras se apagaron". Los dos seres echaron mano de una especie de cartuchera que llevaban al costado derecho, junto al cinturón caqui, y sacaron algo que parecía una pistola que pegaba "lamparazos como una linterna". Se dirigieron hacia una cabaña situada a unos 50 m. del lugar de aterrizaje mientras se dedicaban a "pegar linternazos" con los brazos siempre rígidos. Tras pegar varios linternazos el alto guardo el chirimbolo, sin mirar la cartuchera, mientras el más bajo seguía en estos menesteres con el brazo extendido. Se detuvieron cuando habrían recorrido unos veinte pasos, e inmediatamente se giraron sobre sus pasos. sin tan siquiera girar la cabeza. En ese momento, al darles de cara, los testigos pudieron observarles mejor. Un casco les cubría la cabeza por completo y a la altura de los ojos presentaban dos boquetes obscuros y redondos. El resto del cuerpo lo tapaba la " armadura, de pies a cabeza".

Cuando estuvieron cerca de la nave, el ser más alto volvió a echar mano de la linterna, y extendiendo el brazo apuntó a una luz amarilla que había quedado en el lugar de la puerta por donde habían salido los seres, y que se cerró nada más salieran. Al instante la puerta se abrió y los dos seres se introdujeron en el objeto. Inmediatamente el objeto ascendió organizando una polvareda. Se estabilizó unos segundos a unos 10 o 20 metros de altura, se desplazó hacia la cabaña sobrevolandola y girando como una peonza. Se perdió en dirección Oeste. La observación duró un total de unos quince minutos. El cielo estaba despejado. En el lugar del aterrizaje quedaron unos boquetes en la laja de piedra y una mancha negra. El acebuche en su mitad más próxima al lugar del aterrizaje quedó blanco, mientras que la mitad más alejada permaneció con su verdor natural. En 1.980 el periodista J.J. Benítez combrobó que pese al tiempo trancurrido el arbol conservaba esta extraña característica, y en la laja se observaban dos boquetes " muy raros".